AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!
Largos cuatro años se han unido a la interminable espera de más de cuarenta años de las familias que en la década de los setenta perdieron la querida presencia del esposo, el padre, el hijo, la hija o la madre, cuatro años que al transcurrir han lastimado la esperanza que jamás se perderá de volverlos a ver.
Todos estos años han sido años llenos de dolor, de incertidumbre, de añoranza, de rabia, de indignación, búsqueda y exigencia de justicia, años de recorrer las instancias de gobierno de “procuración” de justicia, de seguridad pública, de la Sedena, de ver rostros y más rostros de presidentes de la República, funcionarios de toda laya, siempre con la misma actitud de displicencia, complicidad y corrupción que ha alimentado la impunidad hasta hoy imperante.
Familias doloridas pero valientes, atrevidas y conscientes de los riesgos que corren al perseguir la ilusión de volver a tener entre sus brazos los tibios cuerpos queridos de los buscados y no encontrados hasta ahora.
Siempre en lucha, con la esperanza como estandarte y la exigencia como lema en el desgarrador grito ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, la esperanza de que todas las víctimas del delito de desaparición forzada cometido por el Estado mexicano durante los regímenes priistas y ahora panistas, sean presentados con vida o cuando menos saber el lugar en donde permanecen prisioneros, o en el último de los casos saber si aún están con vida y si no es así, saber en dónde descansan hasta nuestros días sus restos mortales.
Esperanza y exigencia que han trascendido el tiempo y las generaciones de guerrilleros, guerrilleras y luchadores sociales, así como hombres y mujeres sin mayor compromiso que fueron familiares o amigos, totalmente inocentes -como inocentes son todos- sin importar su edad ni condición social, y han trascendido porque el Estado mexicano representado ya sea por el PRI o el PAN, continúa cometiendo el delito de desaparición forzada, impunemente. Delito que lastima a la humanidad por ser continuado y dejar en la indefensión jurídica a las víctimas, y en la incertidumbre permanente a sus familiares que no cesarán jamás de buscar el paradero de sus seres queridos ni de buscar conocer la verdad histórica.
Desgraciadamente no hay diferencia sustantiva entre los desparecidos de ayer y los de hoy, los nombres son diferentes, el sexo, la edad, la condición social, el grupo u organización en la que militaron o a la que pertenecieron y así como hemos exigido desde siempre la presentación de todas las víctimas hoy exigimos la presentación con vida y en libertad de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, víctimas también del delito de lesa humanidad de desaparición forzada a partir del 25 de mayo de 2007, en la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oaxaca.
Ellos también son víctimas, ellos también tienen familia, ellos también están sufriendo la tortura que cada una de las víctimas de ayer y hoy han atravesado, por esa razón, nosotros militantes del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), seguimos exigiendo su presentación, seguiremos insistiendo con el fin de contribuir a concientizar cada vez a más y más personas de nuestro pueblo para que se unan a todas las expresiones de exigencia por la presentación con vida de todas las víctimas del delito de lesa humanidad de desaparición forzada, para, con nuestros llamados a diferentes sectores del pueblo de México contribuir para construir la unidad popular cada vez más impostergable, vencer los miedos naturales que paralizan al exigir un derecho como si se pidiera una limosna y denuncien quienes no lo hayan hecho ya, la desaparición forzada de su o sus seres queridos, se unan a las manifestaciones que se están organizando, y pasen de una actitud pasiva y desesperanzada a una actitud de certidumbre.
Sí, tener la certeza de que sólo unidos pueblo, luchadores sociales, intelectuales, periodistas, defensores de los derechos humanos, abogados, legisladores, estadistas, todos los que somos sensibles, humanistas, progresistas, de izquierda, que utilizamos todas las formas de lucha que han ido surgiendo de la creatividad de nuestro pueblo sean éstas por la vía pacífica o armada, lograremos cobijarnos unos a otros en un gesto de solidaridad activa, no sólo declarativa y formal.
No olvidemos que es en el pueblo en dónde reside la soberanía nacional y que sólo éste tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de gobierno, máxime cuando éste no responde a los intereses generales y los ha traicionado al ser incondicional de la oligarquía transnacional en simulada colusión y defensa de los intereses privados de la misma y en franca traición al pueblo mexicano.
El tiempo se acaba en la medida en que se acaban las oportunidades de un cambio radical por la vía pacífica, se está agotando en la medida en que los gobiernos anteriores priistas y panistas así como el actual no han resuelto las demandas del pueblo mexicano que exige sobre todo justicia, cese a la corrupción, no más impunidad y dice de mil maneras que: ¡Regrese el ejército a sus cuarteles de donde jamás debió de haber salido!, ¡Que se detenga la “guerra contra el narcotráfico” que de manera inconstitucional y autoritaria declaró Felipe Calderón!, ¡BASTA, no más sangre derramada del pueblo!, y efectivamente son muchos los que ¡Estamos hasta la madre de los gobiernos neoliberales! Pero, el Estado mexicano continúa sin escuchar, sin dialogar y sin dar respuesta, porque las víctimas del régimen neoliberal no damos los pasos concretos para construir la unidad de los oprimidos y los explotados.
A cuatro años de la desaparición forzada de nuestros compañeros, hermanos y camaradas Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, hacemos un llamado a todo el pueblo, a sus representantes, organizaciones populares y políticas a organizar y sostener la resistencia popular que nos permita dar el paso de la autodefensa pasiva a una autodefensa activa. Exijamos todos de manera combativa y rompiendo con todos los temores la presentación de todos los detenidos-desaparecidos de ayer y hoy, no permitamos la maniobra sucia de pretender vincular a los luchadores sociales y a los detenidos-desaparecidos por motivos políticos con la delincuencia organizada, maniobra policíaca que pretende eludir la responsabilidad del Estado mexicano en los delitos de lesa humanidad, como es el de la desaparición forzada, que en México es política de Estado.
Rechazamos la burda maniobra del gobierno que pretende vincular la detención desaparición de nuestros compañeros producto de una venganza de la delincuencia organizada, nuestros compañeros fueron objeto de la detención desaparición estructuras policíaco-militares de este gobierno antipopular, responsables de ese crimen de lesa humanidad son el gobierno federal y estatal (encabezado en ese entonces por el criminal de Ulises Ruiz).
Como ya lo hemos dicho a prepararnos todos, unidos codo a codo para desenmascarar a este gobierno espurio y luchar por una sociedad que destierre la iniquidad social. Que el temor se transforme en rebeldía popular, que la impotencia política ante la violencia institucional se torne en resistencia popular, que el dolor por la ausencia forzada de los seres queridos se convierta en organización y lucha revolucionaria. Que la indignación popular busque los causes organizativos adecuados para la autodefensa armada de las masas ante los crímenes de lesa humanidad.
¡A EXIGIR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESPARECIDOS POR MOTIVOS POLITICOS Y SOCIALES!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡POR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DEL PAIS!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA GENERAL DEL EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR
Año 47
República mexicana, a 30 de mayo de 2011
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