jueves, 30 de octubre de 2008

Trife retardado, que siempre sí el CCE violó la ley

Carlos Fernández-Vega
30 octubre 2008

■ Trife retardado
■ Que siempre sí el CCE violó la ley

¡Felicidades! Dos años después de su salvaje campaña mediática a favor de un candidato chaparro, pelón y de lentes, los barones del dinero reciben doble premio: del Tribunal Electoral del Poder Judicial, al declarar ilegales sus espots 2006 que apuntalaron a Calderón (con la firma del Consejo Coordinador Empresarial), y de la siempre drástica realidad que ha destrozado su pomposa frase de batalla (“apostarle a algo distinto implicaría retroceso”), utilizada febrilmente por aquellos ayeres, porque lo económico-financiero se desfonda ante la lerda actuación de su personero que lograron instalar en Los Pinos.

Que siempre sí violaron la ley electoral (como si existiera duda), aunque el también lerdo Tribunal lo reconozca con dos años de retraso, ya impuesto el candidato beneficiado, y sin mayor acción posible dentro de la norma que aplicar una sanción económica (suave, de preferencia) a los responsables, y no precisamente a los barones, sino a los partidos políticos que se beneficiaron de esa propaganda negra (Acción Nacional, en primerísimo lugar, aparte del señor de “las manos limpias”).

Días antes de los comicios de 2006, en este espacio comentamos que, rebasados gobierno, partido y candidato oficiales, el gran capital entró al quite y brincó a la palestra mediática-electoral para reforzar la campaña del miedo promovida por la derecha clerical que se retorcía ante la posibilidad de que su pollo no llegara a Los Pinos y, con ello, perdiera fuero. Suponer que el gran capital “no tiene la intención de inducir o coaccionar el voto” (CCE dixit) y que promueve la participación ciudadana en las urnas electorales “sólo por conciencia cívica”, es asumir que ese pequeño cuan poderoso grupo de presión lo único que desinteresadamente busca es el bienestar nacional. Tardíamente, pero el IFE mandó callar al presidente Fox; lo propio hizo con partido y candidato oficiales, por el manejo de propaganda sucia. Cuando pretendió frenar la campaña del miedo que desarrolló el Consejo Coordinador Empresarial, la llamada cúpula de cúpulas de los dueños del dinero se envalentonó y dijo que no daría un paso atrás, porque “es necesario mantener las políticas que se han ejercido en los últimos 10 años; apostarle a algo distinto implicaría retroceso”.

Pus bien, dos años después, y más lento que el IFE, lo que ya es decir, el Tribunal Electoral del Poder Judicial reconoce que la propaganda sucia del Consejo Coordinador Empresarial fue abiertamente ilegal, favoreció a tres partidos políticos (PAN, PRI y PVEM) y aupó al candidato Felipe Calderón. ¿Y?

Ya el 5 de septiembre de 2006 el propio Tribunal sentenció que “el Consejo Coordinador Empresarial tuvo injerencia en las campañas electorales, cometió una violación a lo dispuesto en normas de orden público, y (con la propaganda difundida en radio y televisión) violó los principios de igualdad en las contiendas electorales”, amén de la descarada intervención de Vicente Fox, como presidente de la República, que fue calificada como la mayor “irregularidad” registrada en el proceso electoral. ¿Y?

Y nada, que no pasa nada, porque en esta democracia de a mentiritas todo se resuelve con “exhortos”, “amonestaciones” o, en el peor de los casos, multas, cubiertas con recursos públicos. Antes como ahora, la lenta “respuesta” y las “drásticas sanciones” de la “autoridad” electoral resultan una abierta invitación para que la ley respectiva se viole cuando los grupos de presión lo consideren conveniente. Total si violan la ley electoral, inyectan recursos fuera del marco legal, financian propaganda del miedo, meten las manos hasta la cocina y demás, pues no pasa absolutamente nada. Con unos cuantos pesos todo se resuelve.

Eso sí, los barones tendrán que hacer un ejercicio más severo, doloroso e íntimo cuando decidan por dónde se guardarán aquella frase de campaña utilizada para apuntalar a Felipe Calderón: “apostarle a algo distinto implicaría retroceso”. Su gerente no “apostó a algo distinto”, pero el retroceso pinta para ser brutal. Parece que no aprenden: catorce años atrás, uno de esos barones, Roberto Hernández, a la sazón dueño de Banamex, “ayudó” al entonces candidato (sustituto) priísta con el siguiente “exhorto” al electorado: “si no es Ernesto Zedillo, será el caos”. Y fue Zedillo, y también el caos. Ahora es Felipe, y va que vuela.

¿Cuánto le cuesta, le costará a la nación el “catarrito” y la “gripa”? ¿Cuánto el “todo va de maravilla”, porque la crisis es externa? Ya los grandes consorcios de los barones sienten cómo el agua inunda sus monopólicas milpas y cómo “apostarle a algo distinto” no es tan bello como lo promocionaron. Cierto es que el erario siempre está a sus disposición, pero es de tal magnitud el huracán que ni así la librarán.

Si bien va, y es dudoso que así suceda, en 2008 la economía mexicana “crecerá” la mitad de lo originalmente previsto (de 3.7 cayó a 1.8 por ciento); se cancela el crédito, se devalúa el peso, crece la inflación, avanza el desempleo, desaparecen inversiones, caen las remesas, se reduce el precio del barril mexicano de exportación, el consumo va a la baja, regresarían millones de migrantes, etcétera, etcétera. ¿Eso es lo que esperaban los barones cuando sentenciaron que “apostarle a algo distinto sería retroceso?

Si para 2008 la circunstancia es fea, para 2009 pinta horrible. El Banco de México nuevamente revisó a la baja su estimación sobre el “crecimiento” económico del país. Con el nuevo cálculo, y siempre en el mejor de los casos, el “avance” sería de 1.5 por ciento, con ganas de que no pase de 0.5 por ciento.

Y como no hay de dónde agarrarse, más que de las fábulas, porque la casa se le cae, de nueva cuenta sale Calderón con su cuento de la lechera. Ahora dice que como resultado de la “reforma” de Pemex, a los mexicanos les faltarán manos para abrazar tantos logros y gozar del Nirvana: empleo, crecimiento económico, beneficios sociales, casa chica, etcétera. Es lo mismo que prometió con la “Presidencia del empleo”, los cambios a la Ley del ISSSTE, la “reforma” fiscal y demás cuentos. Y allí está el resultado de “apostarle a algo distinto sería retroceso”. ¡Felicidades!

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