Prioridad a los pobres... esa será la ruta de mis acciones; enaltece que la ciudadanía creyó en la esperanza y venció el miedo
Ofrece respeto a opositores
Rodrigo Ávila admite su derrota
Especial para La Jornada y agencias
San Salvador, 15 de marzo. Hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación en El Salvador, ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo, para dejar atrás la venganza del pasado, afirmó esta noche Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), al declararse ganador de las elecciones presidenciales celebradas hoy en este país centroamericano, gobernado en los últimos 20 años por la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Minutos antes, el Tribunal Supremo Electoral informó que el FMLN tenía un millón 231 mil 755 votos que significaban 51.27 por ciento del total, mientras que Arena se había adjudicado un millón 170 mil 780 sufragios, que representaban 48.73 por ciento, cuando se había escrutado 90.68 por ciento de las actas.
Soy el presidente electo de los salvadoreños, dijo Funes a seguidores en su casa de campaña, ubicada en la zona oriental de esta capital, donde miles de personas formaron una marea roja en las calles para celebrar la histórica victoria al grito de: ¡Sí se pudo!, ¡Sí se pudo!
Casi tres horas después, el candidato Rodrigo Ávila reconoció su derrota, pero desde antes, en su cuartel general de campaña se veían caras largas; incluso, el próximo alcalde de San Salvador, Norman Quijano, quien asumirá el cargo el primero de mayo, decía a sus correligionarios, en un vano intento por tranquilizarlos: No se vayan que esto se puede ganar por un voto.
Quiero reconocerle a Mauricio Funes, del FMLN, que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja y le pido a Dios que así como le dio sabiduría al pueblo salvadoreño, se la dé a su partido, dijo Ávila tras reconocer que esta elección ha sido la más dura que ha enfrentado Arena, el partido fundado por Roberto D’Aubuisson, quien fue jefe de los servicios de inteligencia de la Guardia Nacional en el preludio de la guerra civil (1980-1992), y creador de los escuadrones de la muerte, responsables del asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, en marzo de 1980.
En este momento es cuando los areneros de todos los tiempos..., de todas las épocas..., de todos los rincones del país, hemos dado el ejemplo de lo que es aceptar la voluntad del pueblo en una elección muy reñida, declaró.
Ávila estuvo flanqueado por el presidente saliente, Antonio Saca, y sus predecesores en el cargo, Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004) en la tribuna ubicada frente a la sede del partido, en la zona centro-oeste de la capital.
Mientras Ávila hablaba, la militancia de Arena coreaba su himno con frases que forjó D’Aubuisson en los años del conflicto armado, tales como patria sí, comunismo no y El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán.
En su discurso de casi una hora, Funes, quien asumirá para un periodo de cnco años el primero de junio próximo, aseguró que gobernará por el bien general, buscando favorecer a los sectores más excluidos y citó a quien describió como el mártir, monseñor Romero, quien decía que la Iglesia católica debía tener una opción preferencial por los pobres... Esa será la ruta de mis acciones.
Funes también destacó que el resultado de la votación demostraba que El Salvador está preparado para la alternancia gubernamental, y expuso: iniciamos una etapa nueva de nuestra historia, por primera vez llegan a la presidencia y la vicepresidencia los candidatos postulados por un partido de izquierda.
Tras subrayar que Arena como partido de oposición será escuchado y respetado, ratificó los compromisos asumidos durante su campaña electoral, y aseveró que le daremos un sentido nuevo a la gestión presidencial.
Me propongo dejar atrás los viejos patrones de la intolerancia, resaltó el virtual presidente electo salvadoreño al hacer énfasis en que su gobierno estará animado con el espíritu de la unidad nacional.
De 49 años, Funes ha sido un destacado periodista de la televisión local, que renunció en 2007 para asumir la candidatura del FMLN, en el que no militó como guerrillero durante los años de la contienda armada, en la que fue asesinado su hermano, Roberto, en agosto de 1980 por fuerzas de seguridad. Esta será la primera vez que asuma un cargo de elección y sirva en la administración pública.
Desde el cierre de los centros de votación, a las cinco de la tarde, miles de simpatizantes del FMLN ya celebraban en las calles de las ciudades más importantes.
Amalia Jimena Hernández, residente en el barrio de Mejicanos y uno de los más frecuentes escenarios de combate entre guerrilleros y soldados gubernamentales en la época de la guerra civil, expresó su alegría por el triunfo de Funes.
Este es un evento histórico tan esperado por los pobres de mi país, por los más de 75 mil muertos de la guerra, por mis hermanos que murieron queriendo ver este cambio.
Según cálculos extraoficiales, 60 por ciento de los cuatro millones 200 electores participaron en los comicios presidenciales, alrededor de 6 puntos porcentuales más que en las elecciones municipales y legislativas del 18 de enero pasado, en las que el FMLN registró la mayor votación, aunque perdió el gobierno capitalino, que había sido uno de sus bastiones.
Nidia Díaz, una de las dirigentes emblemáticas del FMLN y actual diputada del Parlamento Centroamericano, afirmó emocionada que la jornada cívica tuvo una participación sin precedentes.
El pueblo derrotó el miedo y decidió cambiar su historia. Enfrentó la campaña de terror montada desde hace un año, que buscaba impedir a toda costa el triunfo de la izquierda en El Salvador, manifestó la ex comandante, que perdió a su compañero en un enfrentamiento de la guerrilla con el ejército salvadoreño, y que también fue capturada y torturada.
Dedico este triunfo a todos los compañeros caídos en la lucha que no han podido ver el cambio y les digo que hoy empieza la construcción real de nuestros ideales de justicia, agregó Díaz, quien se vio obligada a vivir algunos años en el exilio.
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