Lunes 14 de marzo de 2011
por Comité Cerezo
Gota a gota de sangre, vida tras vida arrancada a las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, el estado de México, Oaxaca, Guerrero, Tamaulipas, nos llena de un pavor tal que nos obliga a la legítima autodefensa para preservar la vida personal y la de nuestros seres más queridos.
Señora Sara Salazar de Reyes.
Reciba usted un saludo cariñoso y un abrazo fraterno en estos días de inmenso dolor por la pérdida irreparable de sus hijos, hijas, nuera y nietos, así como de su patrimonio, sin olvidar la pérdida de su hijo Eleazar acontecida en el año de 1971.
Un dolor que hacemos nuestro como nuestro es el de todas las madres, padres e hijos que desde los años de la guerra sucia perdieron también a padres, madres, hijos, hijas, esposos y en casos extremos el Estado mexicano exterminó a familias enteras como en el caso de Rubén Jaramillo, posteriormente casi por completo a la familia Tecla Parra y muchas más en toda la República, sin olvidar a la insigne familia Aquiles Serdán en tiempos de la Revolución de 1910.
Hoy, pocas cosas son diferentes ya que siguen prevaleciendo los intereses de los más ricos sean nacionales o extranjeros, quienes cínica y vilmente han sido protegidos y defendidos por gobiernos corruptos y corruptores como el de Vicente Fox o además espurio como el que hoy detenta Felipe Calderón Hinojosa, quien a costa de la vida de personas como ustedes que se han distinguido por su entrega en la defensa de nuestro México, continúa cediendo la soberanía a cambio de la misma impunidad que gozan los malhechores y delincuentes que desangran nuestra Patria.
Gota a gota de sangre, vida tras vida arrancada a las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, el estado de México, Oaxaca, Guerrero, Tamaulipas, nos llena de un pavor tal que nos obliga a la legítima autodefensa para preservar la vida personal y la de nuestros seres más queridos.
Tal es su caso, lo entendemos y la comprendemos, así como el hecho de tener que recurrir al destierro, forzada por un ensañamiento (inexplicable para quienes desconocen la historia de la represión del Estado mexicano), que casi extermina a su familia, una familia de luchadores sociales sensibles ante la injusticia en todos los ámbitos, una familia como hay muchas y cada vez más, decididas a dar todo por lograr una Patria justa, libre y soberana.
Permítanos decirle que respaldaremos su decisión de partir de nuestro México al lugar que ustedes opten, que deseamos de todo corazón que les consuele el hecho de saber que miles y miles de familias mexicanas estamos con ustedes, que esperamos que una vez un poco repuestos por tantas pérdidas, como ustedes lo han mencionado, desde donde se encuentren, no pierdan la confianza en que el pueblo mexicano tomará el lugar que históricamente le corresponde y haga justicia para castigar a los responsables de los delitos cometidos en contra de su familia y tantas y tantas familias que no se arredran y seguirán dando la batalla aquí, al igual que ustedes en donde residan.
No encuentro palabras para reconfortarles ante la impotencia de conocer el sufrimiento por el que están pasando, sólo me resta decirles que no olvidaremos como no olvidan quienes son sobrevivientes del terrorismo de Estado que nos ha venido imponiendo la oligarquía en el poder.
Sara, tome usted en cuenta, donde quiera que se encuentre, por muy doloroso que sea que los cuerpos de sus hijos y nuera aparecieron gracias a su valiente actitud, la denuncia constante, a la solidaridad del pueblo mexicano y a que el gobierno de Felipe Calderón y César Duarte no “quisieron” cargar con el costo político que significaban tener en su “récord” tres desapariciones forzadas más.
Que aquí permaneceremos, luchadores sociales, organizaciones no gubernamentales de defensa de los derechos humanos, organizaciones populares, sociales y políticas luchando a brazo partido porque no haya más familias que como ustedes tengan que además del acoso militar y gubernamental, sufrir un destierro forzado.
Que ironía, ayer México con Lázaro Cárdenas como Presidente, recibió a los exiliados españoles y hoy este mismo México con Felipe Calderón Hinojosa destierra a sus hijos.
Reciban de nuestra parte un abrazo fraterno lleno de cariño, nuestra solidaridad y el calor humano de cuántos nos rodean en la espera de que las dificultades que encuentren en el intento de reiniciar su vida las sientan menos y las sobrelleven mejor.
Fraternalmente
Emilia Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz, papás de los hermanos Cerezo Contreras.
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