Por Enrique Cisneros
El gobierno de Felipe Calderón tiene todo listo para iniciar una guerra abierta contra el pueblo, como medida para enfrentar las protestas que se multiplicarán en 2008. No hay que ser gran analista para detectar que la pestilencia de la guerra contra el pueblo deambula por todo el país, sobre todo en Chiapas, donde los pueblos zapatistas están prácticamente rodeados por campamentos militares y cuarteles.
Hasta la Secretaría de Gobernación se dice lista, después de que todos los ventanales del edificio sede fueron protegidos con blindaje de grado 5, capaces de soportar ataques de armas de alto poder.
Desde luego que el gobierno justifica esas y muchas otras medidas con el pretexto de lo que llama la “guerra contra el narcotráfico”, mero pretexto para armarse y tener la capacidad de enfrentar las protestas populares.
Todo apunta a eso. Por ejemplo, el 25 de diciembre a las 12 del día el ejército tomó el poblado chiapaneco de Venustiano Carranza concentrando a la población en el centro realizando interrogatorios sobre supuestos grupos guerrilleros.
La ya aceptada entrega de PEMEX a las grandes trasnacionales petroleras, como son, Shell, Chevron, Petrobras, Nexen y Statoil, la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio para productos estratégicos de la alimentación mexicana como son el frijol, maíz y leche, el mentado gasolinazo, entre otras medidas, generarán inminentes reacciones por parte de sectores populares, mismas que deberán ser aplastadas, inclusive, antes de que adquieran fuerza.
Todo parece indicar que el gobierno se prepara para atacar militarmente a los pueblos zapatistas, pretendiendo inhibir con ello manifestaciones, abiertas o cerradas, que pongan en peligro su hegemonía.
Por parte de los trabajadores se va entrando a niveles de desesperación pues mientras aumentan todos los artículos de primera necesidad, los salarios tienen nuevamente un tope del 4 %, que para el salario mínimo se traduce en el costo de un bolillo.
El gobierno de Felipe Calderón le está apostando a que las diversas fuerzas de izquierda no se pongan de acuerdo y se limiten a realizar protestas simbólicas que no afecten los planes gubernamentales. Sin embargo, por el lado de las organizaciones hay planteamientos de golpear en los puntos neurálgicos del poder Salinista-Claderonista.
Por ejemplo, el subcomandante Marcos anunció que los mandos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se repliegan no volviendo a salir a actos públicos, lo que se ha interpretado que su decisión es prepararse para enfrentar una posible embestida militar abierta, que se sume a las cotidianas agresiones de los grupos paramilitares.
Por otra parte, una serie de sectores entre los que se mueven los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han llamado a hostigar a Elba Esther Gordillo, la seudo dirigente del SNTE aliada de Felipe Calderón. También Andrés Manuel López Obrador llamó el 18 de noviembre a la CND (Convenció Nacional Democrática) a prepararse con todo para defender el petróleo ¿Llamará a hostigar al gobierno con medidas como tomar masivamente los pozos petroleros u otras de resistencia civil efectiva? Por otra parte se presentó en un acto proselitista de Alejandro Encinas, para apoyarlo. intentando rescatar al Partido de la Revolución Democrática de los infiltrados (que no traidores, sino infiltrados) que tienen el compromiso de entregar el partido a los panistas.
También grupos armados como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) enviaron un documento en el que llaman a responderle al gobierno utilizando todas las formas de lucha, de la misma manera en que diversas agrupaciones, abiertas y cerradas, se atrincheran y reorganizan.
Hasta la Secretaría de Gobernación se dice lista, después de que todos los ventanales del edificio sede fueron protegidos con blindaje de grado 5, capaces de soportar ataques de armas de alto poder.
Desde luego que el gobierno justifica esas y muchas otras medidas con el pretexto de lo que llama la “guerra contra el narcotráfico”, mero pretexto para armarse y tener la capacidad de enfrentar las protestas populares.
Todo apunta a eso. Por ejemplo, el 25 de diciembre a las 12 del día el ejército tomó el poblado chiapaneco de Venustiano Carranza concentrando a la población en el centro realizando interrogatorios sobre supuestos grupos guerrilleros.
La ya aceptada entrega de PEMEX a las grandes trasnacionales petroleras, como son, Shell, Chevron, Petrobras, Nexen y Statoil, la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio para productos estratégicos de la alimentación mexicana como son el frijol, maíz y leche, el mentado gasolinazo, entre otras medidas, generarán inminentes reacciones por parte de sectores populares, mismas que deberán ser aplastadas, inclusive, antes de que adquieran fuerza.
Todo parece indicar que el gobierno se prepara para atacar militarmente a los pueblos zapatistas, pretendiendo inhibir con ello manifestaciones, abiertas o cerradas, que pongan en peligro su hegemonía.
Por parte de los trabajadores se va entrando a niveles de desesperación pues mientras aumentan todos los artículos de primera necesidad, los salarios tienen nuevamente un tope del 4 %, que para el salario mínimo se traduce en el costo de un bolillo.
El gobierno de Felipe Calderón le está apostando a que las diversas fuerzas de izquierda no se pongan de acuerdo y se limiten a realizar protestas simbólicas que no afecten los planes gubernamentales. Sin embargo, por el lado de las organizaciones hay planteamientos de golpear en los puntos neurálgicos del poder Salinista-Claderonista.
Por ejemplo, el subcomandante Marcos anunció que los mandos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se repliegan no volviendo a salir a actos públicos, lo que se ha interpretado que su decisión es prepararse para enfrentar una posible embestida militar abierta, que se sume a las cotidianas agresiones de los grupos paramilitares.
Por otra parte, una serie de sectores entre los que se mueven los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han llamado a hostigar a Elba Esther Gordillo, la seudo dirigente del SNTE aliada de Felipe Calderón. También Andrés Manuel López Obrador llamó el 18 de noviembre a la CND (Convenció Nacional Democrática) a prepararse con todo para defender el petróleo ¿Llamará a hostigar al gobierno con medidas como tomar masivamente los pozos petroleros u otras de resistencia civil efectiva? Por otra parte se presentó en un acto proselitista de Alejandro Encinas, para apoyarlo. intentando rescatar al Partido de la Revolución Democrática de los infiltrados (que no traidores, sino infiltrados) que tienen el compromiso de entregar el partido a los panistas.
También grupos armados como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) enviaron un documento en el que llaman a responderle al gobierno utilizando todas las formas de lucha, de la misma manera en que diversas agrupaciones, abiertas y cerradas, se atrincheran y reorganizan.
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