Enviado por Ma. Elena Peña:
La negación de derechos humanos continúa siendo habitual para muchos habitantes de México. Hay un abismo que separa la ley y la realidad diaria de quienes necesitan su protección.
Con gran frecuencia son las personas más desfavorecidas, indígenas y activistas sociales o políticas aquellas que tienen más posibilidades de convertirse en víctimas de los abusos del sistema judicial.
El pueblo mexicano dista mucho de gozar de una protección adecuada y de que el Estado cumpla su compromiso de velar por la seguridad de la ciudadanía. Los jueces desestiman o ignoran reiteradamente los informes de torturas, lo que refuerza la impunidad por estas violaciones de derechos humanos.
Ahora tenemos la oportunidad de ejercer presión sobre las nuevas autoridades mexicanas, para que el nuevo Presidente garantice que todos los ciudadanos y ciudadanas gozan de igual protección ante la ley.
¡Actúa para impedirlo!
La negación de derechos humanos continúa siendo habitual para muchos habitantes de México. Hay un abismo que separa la ley y la realidad diaria de quienes necesitan su protección.
Con gran frecuencia son las personas más desfavorecidas, indígenas y activistas sociales o políticas aquellas que tienen más posibilidades de convertirse en víctimas de los abusos del sistema judicial.
El pueblo mexicano dista mucho de gozar de una protección adecuada y de que el Estado cumpla su compromiso de velar por la seguridad de la ciudadanía. Los jueces desestiman o ignoran reiteradamente los informes de torturas, lo que refuerza la impunidad por estas violaciones de derechos humanos.
Ahora tenemos la oportunidad de ejercer presión sobre las nuevas autoridades mexicanas, para que el nuevo Presidente garantice que todos los ciudadanos y ciudadanas gozan de igual protección ante la ley.
¡Actúa para impedirlo!
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