Palenque
Julio Pomar
Ya no cabe duda, aunque los jerarcas panistas se retuerzan de molestia, que el chino nacionalizado mexicano Zhenli Ye Gon, es el “Ahumada de Calderón”. O lo que es lo mismo, en boca del refranero popular, “más pronto cae un hablador que un cojo”. En este caso el hablador es el panismo en su conjunto, que se llenó la boca de sagrada ira contra López Obrador cuando a René Bejarano le cayeron con grabación de video en el momento de recibir paquetes de billetes amarrados con ligas de manos del argentino nacionalizado mexicano Carlos Ahumada y le hicieron bajar momentáneamente a AMLO preferencias en las encuestas de ese marzo del 2005.
Al grado que los foxistas, salinistas, intelectuales reaccionarios, panistas, oligarcas, poderes fácticos y en general derechistas, ya se frotaban las manos de puro gusto ante el frentazo del de Macuspana, no obstante lo cual sus seguidores le creyeron al ex candidato de la Coalición por el Bien de Todos y no a los confabulados para destrozarlo, lo mismo que ocurrió poco después, en el mismo 2005, cuando intentaron desaforarlo por órdenes precisas y tajantes de su majestad Marta I, la esposa de Fox, en desgañitados papeles de reina Victoria de Inglaterra.
El caso de Zhenli Ye Gon y sus 205 millones de dólares “en greña”, que según él son “propiedad del PAN” y son un remanente de los acopios que algunos “particulares” de su ramo “químico-farmacéutico” hicieron para la campaña calderónica, no es igual al de Bejarano, pero se asemeja. O como dicen los abogados, “el símil no es exacto, pero da la idea”. Lo diferente es que en el caso de Bejarano se trató de una trama urdida con cinismo y maldad, con meses de afanosa preparación contra AMLO, y que el descubrimiento de los billegas de Zhenli de pronto apareció de la nada. Otra diferencia es la cuantía de los recursos descubiertos en ambos casos, que son radicalmente distintos en volumen, además de que en lo de Bejarano estuvo dado en desvalorizados pesos mexicanos, contra los de Zhenli Ye Gon, nada menos que en pujantes billetes verdes de USA, aunque también ya a estas alturas muy degradados, según los monetaristas que saben de eso.
Hecha esta precisión conviene asentar cómo verdaderamente les ha quitado el sueño a los panistas y a los calderonistas el descubrimiento del tesoro del Ali Babá chino y sus cuarenta ratones. Como, según Zhenli, el conducto de Calderón fue en la campaña nada menos que su actual secretario del Trabajo, Javier Lozano, fue por eso que vimos a este personaje viajando apresuradamente a Estados Unidos para, según explicaron fuentes oficiales, detener legalmente el proceso acusatorio versus el jefe de la administración federal (asunto, todo, que debe estarle causando un regocijo bárbaro al yunquista Manuel Espino, jefe de la cofradía azul) o, según otros, para negociar con el chino y buscar que se callase, cosa que no logró, pues el diario El Universal publicó el lunes 16 y el martes 17, en dos partes, la carta completa de Zhenli con sus motivaciones, acusaciones y pretextos contra el aparato calderonista. Y no desmintió su dicho de la “propiedad panista” de los 205 millones de dólares.
Vimos antes cómo fueron trasladadas las tinajas llenas de oro alibabaescas, aunque modernas y neoliberales, de un banco a otro, en un trasiego asaz interesante: de la principesca residencia defeña de Zhenli al Banco del Ejército, y de éste al Bank of America, y de éste al Banco de México, aunque nadie ha podido dar constancia de que la billetiza de y para la pseudoefedrina se encuentra realmente alojada en este recinto sagrado de los monetaristas vernáculos. En lo que el secretario de Hacienda del “gobierno de sombra”, Mario Di Constanzo, calificó como típico movimiento de lavado de dinero.
Cuando Ahumada fue encarcelado, no faltaron quienes expresaron su indignación por este “atentado político” como producto de una “venganza electoral” del equipo de AMLO y el gobierno del DF. Ahora Calderón promete que Zhenli Ye Gon será encarcelado apenas se pueda, y nadie dice nada de que se trate de una “venganza política” contra el asiático que engalana las filas de los prosélitos blanquiazules. La decencia panista, tan proverbial en ellos de labios para afuera, está viviendo momentos difíciles, como los de la adolescente que de pronto se le detiene la regla, no obstante que no es la primera vez que este tipo de “licencias” morales ocurren entre los azules. Ni será la última, debido a los reiterados ejemplos de corruptela que adornan sus banderas.
La falta de credibilidad calderónica hace ver cómo al trastupije electoral del 2006, ahora se le viene a sumar, del pasado no muy remoto del 2006, este bochornoso acto de corrupción mayor. En manos de quién vino a parar la jefatura del poder público de México, es lo menos que se piensa.
pojulio2@gmail.com
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Julio Pomar
Ya no cabe duda, aunque los jerarcas panistas se retuerzan de molestia, que el chino nacionalizado mexicano Zhenli Ye Gon, es el “Ahumada de Calderón”. O lo que es lo mismo, en boca del refranero popular, “más pronto cae un hablador que un cojo”. En este caso el hablador es el panismo en su conjunto, que se llenó la boca de sagrada ira contra López Obrador cuando a René Bejarano le cayeron con grabación de video en el momento de recibir paquetes de billetes amarrados con ligas de manos del argentino nacionalizado mexicano Carlos Ahumada y le hicieron bajar momentáneamente a AMLO preferencias en las encuestas de ese marzo del 2005.
Al grado que los foxistas, salinistas, intelectuales reaccionarios, panistas, oligarcas, poderes fácticos y en general derechistas, ya se frotaban las manos de puro gusto ante el frentazo del de Macuspana, no obstante lo cual sus seguidores le creyeron al ex candidato de la Coalición por el Bien de Todos y no a los confabulados para destrozarlo, lo mismo que ocurrió poco después, en el mismo 2005, cuando intentaron desaforarlo por órdenes precisas y tajantes de su majestad Marta I, la esposa de Fox, en desgañitados papeles de reina Victoria de Inglaterra.
El caso de Zhenli Ye Gon y sus 205 millones de dólares “en greña”, que según él son “propiedad del PAN” y son un remanente de los acopios que algunos “particulares” de su ramo “químico-farmacéutico” hicieron para la campaña calderónica, no es igual al de Bejarano, pero se asemeja. O como dicen los abogados, “el símil no es exacto, pero da la idea”. Lo diferente es que en el caso de Bejarano se trató de una trama urdida con cinismo y maldad, con meses de afanosa preparación contra AMLO, y que el descubrimiento de los billegas de Zhenli de pronto apareció de la nada. Otra diferencia es la cuantía de los recursos descubiertos en ambos casos, que son radicalmente distintos en volumen, además de que en lo de Bejarano estuvo dado en desvalorizados pesos mexicanos, contra los de Zhenli Ye Gon, nada menos que en pujantes billetes verdes de USA, aunque también ya a estas alturas muy degradados, según los monetaristas que saben de eso.
Hecha esta precisión conviene asentar cómo verdaderamente les ha quitado el sueño a los panistas y a los calderonistas el descubrimiento del tesoro del Ali Babá chino y sus cuarenta ratones. Como, según Zhenli, el conducto de Calderón fue en la campaña nada menos que su actual secretario del Trabajo, Javier Lozano, fue por eso que vimos a este personaje viajando apresuradamente a Estados Unidos para, según explicaron fuentes oficiales, detener legalmente el proceso acusatorio versus el jefe de la administración federal (asunto, todo, que debe estarle causando un regocijo bárbaro al yunquista Manuel Espino, jefe de la cofradía azul) o, según otros, para negociar con el chino y buscar que se callase, cosa que no logró, pues el diario El Universal publicó el lunes 16 y el martes 17, en dos partes, la carta completa de Zhenli con sus motivaciones, acusaciones y pretextos contra el aparato calderonista. Y no desmintió su dicho de la “propiedad panista” de los 205 millones de dólares.
Vimos antes cómo fueron trasladadas las tinajas llenas de oro alibabaescas, aunque modernas y neoliberales, de un banco a otro, en un trasiego asaz interesante: de la principesca residencia defeña de Zhenli al Banco del Ejército, y de éste al Bank of America, y de éste al Banco de México, aunque nadie ha podido dar constancia de que la billetiza de y para la pseudoefedrina se encuentra realmente alojada en este recinto sagrado de los monetaristas vernáculos. En lo que el secretario de Hacienda del “gobierno de sombra”, Mario Di Constanzo, calificó como típico movimiento de lavado de dinero.
Cuando Ahumada fue encarcelado, no faltaron quienes expresaron su indignación por este “atentado político” como producto de una “venganza electoral” del equipo de AMLO y el gobierno del DF. Ahora Calderón promete que Zhenli Ye Gon será encarcelado apenas se pueda, y nadie dice nada de que se trate de una “venganza política” contra el asiático que engalana las filas de los prosélitos blanquiazules. La decencia panista, tan proverbial en ellos de labios para afuera, está viviendo momentos difíciles, como los de la adolescente que de pronto se le detiene la regla, no obstante que no es la primera vez que este tipo de “licencias” morales ocurren entre los azules. Ni será la última, debido a los reiterados ejemplos de corruptela que adornan sus banderas.
La falta de credibilidad calderónica hace ver cómo al trastupije electoral del 2006, ahora se le viene a sumar, del pasado no muy remoto del 2006, este bochornoso acto de corrupción mayor. En manos de quién vino a parar la jefatura del poder público de México, es lo menos que se piensa.
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