La resistencia civil pacífica se volvió a reunir, ahora bajo la lluvia de un miércoles de verano frente al Palacio Nacional en donde el usurpador ofreció la ceremonia oficial de bienvenida al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
Desde antes de las cuatro de la tarde las consignas en contra del pelele se escuchaban con fuerza en el zócalo capitalino. La "tradicional" reja de dos metros de altura de malla metálica y los dos costados de la plaza de la Constitución bloqueados por vallas anunciaban el inminente intento del presidente espurio por llegar a Palacio Nacional. Las vallas y rejas, como de costumbre, eran resguardados por cientos de elementos del Estado Mayor Presidencial, que con su inconfundible uniforme y gorra de color negro y con un letrero que dice "Seguridad", acompañaban a varias docenas de granaderos de la Polícia Federal Preventiva, ahora estrenando uniforme con los colores del PAN y de alguna manera, camuflajeados como elementos del GDF.
Ni el torrencial aguacero que cayó a las cinco de la tarde logró dispersar a los cientos de personas que del otro lado de las barreras de metal le recordaban al usurpador que para él no habrá ni perdón ni olvido y que los ciudadanos de la resistencia pacífica serán por siempre su peor pesadilla, ya que en cualquier lado, a cualquier hora, sin importar que llueva o haga calor o frío, estarán para hacerle entrar por atrás, rapidito, a escondidas y con el sigilo de quien se sabe despreciado, como sucedió hoy a las 19:54:18 que entró fugaz por la puerta Mariana en medio de los gritos de repudio de la resistencia civil pacífica.
Al finalizar la acción, como siempre, se cantó el Himno Nacional mientras que en Palacio Nacional Daniel Ortega tal vez se preguntaba ¿por qué estará tan alto el volumen de la música?
jueves, 28 de junio de 2007
Ni perdón ni olvido: Si Sandino viviera...
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